Síguenos en las Redes:

logo

809-573-2468

info@agustinianolavega.edu.do

Av. Prof. Juan Bosch 100

La Vega, Rep. Dom.

07:00 am- 3:00 pm

Lunes a Viernes

logo

809-573-2468

info@agustinianolavega.edu.do

Av. Prof. Juan Bosch 100

La Vega, Rep. Dom.

07:00 am- 4:00 pm

Lunes to Viernes

Hoy recordamos a San Agustín

Hoy recordamos a San Agustín

Celebración Eucarística el pasado domingo 28 de agosto donde celebramos a SAN AGUSTÍN DE HIPONOMA. nació el 13 de noviembre del año 354 en la ciudad de Tagaste, ubicada al norte de África, en lo que hoy sería Argelia. Sus padres fueron Patricio Aurelio, ciudadano romano, y Mónica, mujer cristiana de probada virtud que alcanzaría la santidad por su abnegación y perseverancia, rezando y luchando por la conversión de su esposo y su hijo, Agustín.

En su juventud, Agustín se entregó a una vida libertina, dada a los placeres mundanos. Convivió con una mujer durante catorce años, con la que tuvo un hijo de nombre Adeodato, quien murió muy joven.

Agustín, antes de su conversión al cristianismo, pretendió hacerse de fama y prestigio: pasó primero un tiempo en Cartago y luego se trasladó a Roma, capital del imperio. Sin duda, tanto su brillantez como inteligencia excepcionales lo ayudaron a convertirse en un gran orador (algo así como un abogado defensor de hoy). Abrazó diversos tipos de doctrinas y creencias, y por largos años estuvo vinculado a la secta de los maniqueos (variante del gnosticismo).

Un día, cuando Agustín estaba en un jardín, sumido en una profunda melancolía, escuchó la voz de un niño que le decía: «Toma y lee; toma y lee». El santo abrió, al azar, una biblia que tenía a mano. Sus ojos se posaron en lo primero que vio: el capítulo 13 de la carta de San Pablo a los romanos. Este decía:

«Nada de comilonas ni borracheras; nada de lujurias y desenfrenos…revestíos más bien del Señor Jesucristo y no os preocupéis de la carne para satisfacer sus concupiscencias» (Rom 13,13-14). Aquel texto le tocó el alma y aceleró su proceso de conversión. En ese momento resolvió cambiar de vida según Cristo, empezando por renunciar a los placeres carnales y ser casto.

“Tarde te amé, oh Belleza siempre antigua, siempre nueva. Tarde te amé”, dice San Agustín en sus Confesiones.

 

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *

Comentarios recientes
    Archivos